El secreto de la eterna juventud está en oriente
Según la antigua leyenda oriental, las mujeres molían salvado de arroz como rutina de cuidado de su piel. Ponían una bolsa llena de arroz en remojo. Después el agua restante la usaban para lavarse la cara y embellecerla. Este método es muy tradicional. El poder de limpieza del agua de arroz es moderado y la textura es suave. Sin embargo, también es un buen exfoliante. Se utilizó como sustituto del jabón durante la Segunda Guerra Mundial, cuando los suministros eran escasos.
La aplicación externa del método de blanqueamiento de arroz se originó en Japón, y varios académicos escribieron “Rice Juice Beauty”. Actualmente, debido a la naturaleza del mundo de la belleza de las mujeres, se ha hecho popular en las redes sociales. Entre las sociedades orientales, el arroz como materia prima utilizada en cosmética es muy valorado.
El arroz no solo se puede usar para el cuidado de la piel, sino que también tiene funciones integrales: Su función más destacada radica en su poderoso efecto de hidratación y el potasio contenido en él, que hidrata y aclara la piel, reduciendo los poros y aumentando la elasticidad. Un dicho asiático dice que después de usar el arroz, la piel queda tan suave como el arroz recién cocinado: brillante y elástico.